Un torbellino en el pecho, gritos que aúllan en silencio,
ansiosos de romper con la cordura.
La rueda del destino girando y girando en mi estómago,
sacudiéndome en sus idas y venidas, en sus altos y sus bajos. Y yo mareada.
Nauseosa.
La mente acribillada.
El pasado resucitando.
El presente siendo enterrado.
El futuro indiferente, ausente. Oculto.
¿Y quién cuenta esta historia?
Un fantasma, espectador de esta corriente;
Un cuerpo disfrazado de quien solía protagonizar esta tragicomedia;
Un ente que se ahoga en el eco de un exhausto aliento.
Pero yo no. Desde luego.
Mi presencia brilla por su ausencia.